martes, 23 de abril de 2013

Cristiano ¡No pierdas los estribos!

“…EL ENOJO REPOSA EN EL SENO DE LOS NECIOS” (Eclesiastés 7:9)

La palabra inglesa para ira o enojo es anger, muy parecida al término danger, peligro. Cuando pierdes los estribos, corres el peligro de perder otras cosas, como el respeto de los demás o la oportunidad de encontrar una solución constructiva. La ira que produce el sufrimiento humano no sólo es aceptable, sino que es un catalizador de cambios. Escribe Pablo: “Airaos, pero… no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). 

 ¿Qué hacer, entonces?

1) Antes de explotar, date un paseo. El ejercicio te hará quemar el exceso de adrenalina y es mucho mejor que hervir por dentro. Te ayudará asimismo a pensar con más claridad y a manejar los asuntos de modo que luego no tengas que arrepentirte. “El que fácilmente se enoja comete locuras…” (Proverbios 14:17).

2) Identifica aquellas cosas que no puedes controlar; como por ejemplo las actitudes y el comportamiento de las personas o los acontecimientos imprevistos, tales como la cancelación de un vuelo o los embotellamientos. En tales situaciones, piensa en lo afortunado que eres, sobre todo porque tienes a Dios, la salvación, salud, una familia, un empleo y un automóvil para transportarte.

3) Ten cuidado dónde explotas. Una cosa es enojarse y otra perder los estribos en el momento más inoportuno. “El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio, al fin, la apacigua” (Proverbios 29:11). Está bien expresar cómo te sientes con personas de confianza que no son blancos de tu ira, pero cuida tus palabras, porque a lo mejor te las vas a tener que tragar en algún momento.

4) Aléjate de la gente irascible. La Biblia dice: “No… te juntes con los iracundos” (Proverbios 22:24 NVI). La ira, al igual que la alegría y la gratitud, es contagiosa, así que mantén las distancias.


sábado, 13 de abril de 2013

Tienes algún ídolo en tu vida?????

En este día estaremos hablando acerca de los ídolos, lo que es un ídolo, y como detectar si tienes un ídolo en tu vida. Presta mucha atención porque te vas a sorprender de lo que nosotros como cristianos hacemos y no nos damos de cuenta y como esto afecta nuestra relación con el señor, por consiguiente nuestra vida espiritual.

Primeramente veamos lo que es la idolatría. De acuerdo con varios diccionarios teológicos y bíblicos la idolatría se puede definir como la “Adoración de la representación de una divinidad, sobre todo si es falsa; Es adoración que se da a los ídolos; Consiste en honrar a las criaturas en lugar de al Creador, postrarse ante los ídolos en adoración plegaria o veneración”.

Podemos ver que la idolatría es la acción que el ser humano hace de reverencia, postrarse, suplicar, adorar, orar, hablar, etc., al ídolo que la persona idolatra. La persona que toma esta acción se le llama idolatra; así que todo aquel que adora un ídolo se le llama un idolatra. Ahora veamos lo que es un Ídolo; el ídolo es cualquier cosa que toma tu atención, de una manera anormal. Es aquello que el hombre (ser humano) ha creado con sus manos o podría ser adoración a la naturaleza y le rinde plena adoración, haciéndolo su dios.

Podemos comprender lo que es la idolatría, lo que hace el idolatra y lo que recibe el ídolo. Veamos ahora lo que la Palabra de Dios nos habla al respecto. Abarcaremos solo unos pasajes de la Biblia. Cuando el pueblo hebreo estuvo en Egipto pudo darse cuenta de la gran variedad de ídolos que los egipcios tenían. Los egipcios adoraban a la naturaleza, a los animales y hasta tenían sacerdotes que hacían los rituales y sacrificios para cada ídolo.

Cada ídolo tenia su función, uno podría ser para la cosecha, otro para la lluvia, otro para la fertilidad y así sucesivamente; por esta razón los egipcios tenían un gran numero de ídolos. Esto lo vivió el pueblo escogido por Dios. Por esta razón cuando Dios envió las plagas a los egipcios fue como enviar un ataque directo a sus ídolos (animales, naturaleza, aguas, etc.) diciéndoles que Dios tiene mas poder que ellos (Éxodo 7-11).

Después de pasar el Mar Rojo bajo el poder del Dios Altísimo, el pueblo hebreo pudo entender que Dios es todo poder y así cumple lo que le había prometido a Abraham (haría de su descendencia una gran nación para bendición de las naciones-parafraseando); pero no pudo comprender las advertencias que Dios le hizo acerca de la Idolatría y tuvieron que sufrir por su desobediencia.

Dios le advierte al pueblo acerca de la Idolatría en los “Diez Mandamientos”(leyes que Dios estableció para beneficio del pueblo y reverencia, obediencia y respeto hacia Dios): “No tendrás dioses ajenos delante de Mi. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra” (Éxodo 20:3-4). Aquí Dios les advierte o le recuerda lo que hacían los egipcios, y le declara que no es agradable para el; es PECADO! Es abominación. Luego les continua diciendo: ¨No te inclinaras a ellas, ni las honraras porque YO SOY Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen… ¨(Éxodo 20:5). Aquí Dios les ordena a no adorar imágenes, a no creer en un dios que no tiene poderes: ¨Tiene boca, mas no hablan, tienen ojos, mas no ven, orejas tienen, mas no oyen, tienen narices, mas no huelen, manos tienen mas no palpan, tiene pies, mas no andan, no hablan con su garganta´´ (Salmos 115). También les hizo saber que es un Dios celoso y fuerte y si no obedecían su propia maldad alcanzaría a su generación, hasta la cuarta si no se arrepientan. El que comete el acto de Idolatría esta aborreciendo a Dios. Dios quiere nuestra atención, adoración y alabanza completamente para El.

Atreves de toda la Palabra Dios nos advierte acerca de la Idolatría y sus consecuencias. Por eso Dios mismo constituyo la Ley para que el pueblo obedeciera y las bendiciones de Dios serian suyas. También les advierte que no hicieran alianza con ningún idolatra: ´´No harás alianza con ellos, ni con sus dioses´´(Éxodo 23:32). Al hacer alianza con un idolatra estamos en desobediencia a Dios, y seriamos contaminados por ellos mismos.

Podríamos terminar en su misma condición (así como el pueblo varias veces cayo bajo la Idolatría y sus consecuencias fueron desbastadoras; cautiverio, maltratos por las naciones vecinas, y hasta muchos alcanzaron la muerte (vea 2 Reyes), dándole culto al diablo o invocando a espíritus demoniacos. Entonces nuestro final seria muerte eterna.

De acuerdo a la Palabra de Dios la Idolatría no requiere una imagen material ni un sistema religioso desarrollado. Puede ser cualquier cosa que toma el lugar que le pertenece a Dios; así Pablo llama Idolatría a los malos deseos y a la codicia (Col. 3:5). Es denunciada y prohibida por Dios en los 10 Mandamientos, y considerada una forma de Adulterio o Fornicación espiritual. Dios es como un esposo celoso (Jeremías 3:14, 20) no quiere que le seas infiel, al irte en pos de algún dios le estas siendo infiel, eres un adultero y un fornicario. Nuestra relación con el Señor es como si fuera un matrimonio, al aceptarle como tu Dios y Salvador te has unido a El completamente, somos la novia de Cristo (Iglesia).

El diccionario me da otra definición para Idolatría; ´´Amor excesivo y vehemente a ‘alguien’ o ‘algo’´´. Toda obsesión es idolatría, porque esta ocupando toda tu atención y Dios no cabe ahí. Hemos visto este panorama de Idolatría en las iglesias. Muchos no entienden porque su vida espiritual esta estancada y no crece; aunque puede haber muchos factores que podrían influir y no podemos culpar a la Idolatría, en todo caso usted sabe su condición pero también el Espíritu nos deja saber su problema para poderle ayudar. Todo aquello que no te permite orar, leer la Palabra y ayunar se convierte en tu ídolo, esta interfiriendo en tu vida espiritual. No hay cabida para todo lo que conlleva Dios.

Estos son solo unos cuantos ejemplos de idolatría: adoración a imágenes, cuadros, fotos (rompe y bótalos, no pases la maldición a otros), la Nueva Era (dejarte engañar por este movimiento te estas dejando arrastrar a la adoración al diablo); el orgullo (cuando quieres ser primero en todo, la competencia te domina, te crees superior a todos, te crees el mejor); cuando dices que haces algo para el Señor pero es otra la intención, eso es idolatría y maldad; la pornografía; tener artículos de algún artista es un tipo de idolatría (la juventud le gusta guardar objetos de su artista favorito); la televisión se puede convertir en tu ídolo si dejas de ir a la iglesia, orar, leer la Palabra por ver televisión; cuando no sabes organizar tu vida y buscas excusas para no ir a la iglesia (la enfermedad es muy popular, tal parece que hay una plaga en las iglesias, pastores reprendan ese espíritu que se mete en las iglesias); también nuestros familiares se pueden convertir en nuestro ídolo, he visto casos en que hijos ven a sus padres como a un dios, madres ven a sus hijos como a un dios y matrimonios que ven a su pareja como un dios– le alaban mucho, tenga cuidado esto puede ser producto de la adoración-idolatría que usted siente hacia esa persona ( otro caso muy parecido y que se ve mucho en las iglesias es de los hermanos alabando mucho a su pastor, se vuelve en un estilo de adoración y cuando su ídolo cae el idolatra se vuelve en su peor enemigo); todo aquello que ocupa toda tu mente y no hay tiempo para el Señor ese es tu ídolo, aunque usted puede en apariencia ser un cristiano devoto a Dios para que digan que usted es una persona consagrada a Dios y cuando abre su boca todo lo referente a usted es perfecto, usted mismo es su ídolo. Dios aborrece todo tipo de idolatría pues abominación a Dios.

´´Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre… ´´, Apocalipsis 21:8. Pídele al Señor que te revele aquello que es de tropiezo a tu vida y a la iglesia. Arrepentimiento y humillación es el primer paso para la restauración.

Formula esta pregunta en tu mente y pídele a Dios que te liberte y te transforme para la gloria de su nombre: Tienes algún ídolo en tu vida?

Dios te bendiga!


jueves, 3 de mayo de 2012

"¿Qué significa que Jesús salva?"


“Jesús salva” es un popular slogan escrito en calcomanías, carteles en eventos de atletismo, y aún en banderolas que son tiradas a través del cielo por pequeños aeroplanos. Tristemente, pocos de los que ven la frase “Jesús Salva” comprenden verdadera y totalmente lo que significa. Hay una tremenda cantidad de poder y verdad contenida en esas dos palabras.

Jesús salva, pero ¿quién es Jesús?



La mayoría de la gente sabe que Jesús fue un hombre que vivió en Israel aproximadamente hace 2000 años. Virtualmente cada una de las religiones en el mundo ve a Jesús como un buen maestro y/o profeta. Y mientras esas cosas son totalmente ciertas de Jesús, ellas no captan lo que Jesús es realmente, ni explican cómo o por qué Jesús salva. Jesús es Dios en forma humana (Juan 1:1, 14). Jesús siendo Dios, vino al mundo como un ser humano real (1 Juan 4:2). Dios tomó la forma de un ser humano en la persona de Jesús a fin de salvarnos. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué necesitamos ser salvados?

Jesús salva, pero ¿por qué necesitamos ser salvados?



La Biblia declara que cada ser humano que ha vivido, ha pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23). Pecar, es hacer algo que en pensamiento, palabra u obra, contradice el perfecto y santo carácter de Dios. Por nuestro pecado, todos merecemos el juicio de Dios (Juan 3:18, 36). Dios es perfectamente justo, así que Él no puede permitir que el pecado y la maldad queden impunes. Puesto que Dios es eterno e infinito, y puesto que todo pecado es a última instancia contra Dios (Salmo 51:4), solo un castigo eterno e infinito es aplicable. La muerte eterna es el único castigo justo por el pecado. Es por esta razón que necesitamos ser salvados.

Jesús salva, pero ¿cómo salva?



Porque hemos pecado contra un Dios infinito, hay sólo dos opciones:

(1) una persona finita (nosotros) debe pagar por nuestros pecados por una cantidad de tiempo infinita; 
(2) una Persona infinita (Jesús) debe pagar por nuestros pecados una sola vez. 

No hay otra opción. Jesús nos salva muriendo en nuestro lugar. En la persona de Jesucristo, Dios se sacrificó Él mismo por nosotros, pagando el castigo eterno e infinito que solo Él podía pagar (2 Corintios 5:21; 1 Juan 2:2). 

Jesús tomó el castigo que nosotros merecemos, a fin de salvarnos de un horrible destino eterno, la justa consecuencia por nuestro pecado. Por Su gran amor por nosotros, Jesús puso Su vida (Juan 15:13), pagando el castigo que nosotros merecíamos, pero no podíamos pagar. Jesús fue entonces resucitado, demostrando que Su muerte realmente fue suficiente para pagar el castigo por nuestros pecados (1 Corintios 15).

Jesús salva, pero ¿a quién salva Él?



Jesús salva a todos los que reciben Su regalo de salvación. Jesús salva a todos aquellos que confían total y únicamente en Su sacrifico como el pago por el pecado (Juan 3:16; Hechos 16:31). Mientras que el sacrificio de Jesús fue perfectamente suficiente para pagar por los pecados de toda la humanidad, Jesús sólo salva a aquellos que personalmente reciben Su regalo más preciado (Juan 1:12).

Si entiendes ahora lo que significa que Jesús salva, y quieres confiar en Él como tu Salvador personal, asegúrate de entender y creer lo siguiente, y como un acto de fe, comunica a Dios lo siguiente. “Dios, sé que soy pecador, y sé que por mi pecado, merezco estar eternamente separado de ti. Gracias por amarme y proveer el sacrificio por mis pecados a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, aunque no lo merezco. Yo creo que Jesús murió por mis pecados, y confío en Él solamente para salvarme. De ahora en adelante, ayúdame a vivir mi vida para ti, en vez de para el pecado. Ayúdame a vivir el resto de mi vida en gratitud por la maravillosa salvación que tú has provisto. ¡Gracias Jesús, por salvarme! En Tu Nombre, Amen.

lunes, 30 de abril de 2012

¿Por qué enseñaba Jesús en parábolas?"

Se ha dicho que una parábola es una historia terrenal con un significado celestial. El Señor Jesús con frecuencia usaba parábolas como un medio para ilustrar verdades profundas y divinas. Historias como éstas son fácilmente recordadas, las características de los personajes, y el simbolismo rico en significado. Las parábolas eran una forma común de enseñanza en el judaísmo. Antes de cierto punto en Su ministerio, Jesús había empleado muchas analogías gráficas, usando cosas tan comunes que eran conocidas por todos (la sal, el pan, las ovejas, etc.), y su significado era bastante claro en el contexto de Su enseñanza. Las parábolas requerían de más explicación, y en un momento dado de Su ministerio, Jesús comenzó a enseñar utilizando exclusivamente parábolas.

La pregunta es, ¿por qué Jesús dejaría que la mayoría de la gente se preguntara acerca del significado de Sus parábolas? El primer ejemplo de esto, está en Su relato de la parábola de la semilla y las diferentes clases de suelos donde cae. Antes de que Él interpretara esta parábola, se llevó a Sus discípulos lejos de la multitud. Ellos le preguntaron, “¿Por qué les hablas en parábolas? Y respondiendo Él, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido. Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y en ellos se cumple la profecía de Isaías que dice:

"AL OIR OIREIS, Y NO ENTENDEREIS; Y VIENDO VEREIS, Y NO PERCIBIREIS; PORQUE EL CORAZON DE ESTE PUEBLO SE HA VUELTO INSENSIBLE Y CON DIFICULTAD OYEN CON SUS OIDOS; Y SUS OJOS HAN CERRADO, NO SEA QUE VEAN CON LOS OJOS, Y OIGAN CON LOS OIDOS, Y ENTIENDAN CON EL CORAZON, Y SE CONVIERTAN, Y YO LOS SANE. Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen. Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.” (Mateo 13:10-17).

A partir de este momento en el ministerio de Jesús, cuando Él hablaba en parábolas, se las explicaba solo a Sus discípulos. Pero a aquellos que continuamente habían rechazado Su mensaje, eran dejados en su ceguera espiritual para preguntarse sobre su significado. Él hizo una clara distinción entre los que se les había concedido tener “oídos para oír” y aquellos que persistían en su incredulidad – aunque oyendo, pero nunca percibiendo realmente y “siempre aprendiendo, pero que nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad.” (2 Timoteo 3:7). A los discípulos se les había dado el don del discernimiento espiritual, por lo que las cosas del Espíritu les eran aclaradas. Por haber recibido la verdad de Jesús, se les dio más verdad. Lo mismo sucede ahora con los creyentes a quienes se les ha dado el Espíritu Santo quien nos guía a toda la verdad (Juan 16:13). Él ha abierto nuestros ojos a la luz de la verdad y nuestros oídos a las dulces palabras de vida eterna.

Nuestro Señor Jesús entendía que la verdad no es una dulce música para todos los oídos. Simplemente porque hay aquellos que no tienen ni interés ni respeto por las cosas profundas de Dios. ¿Por qué, entonces, hablara Él en parábolas? Porque para aquellos con una genuina hambre de Dios, la parábola es un vehículo tanto efectivo como memorable para la transmisión de las verdades divinas. Las parábolas de nuestro Señor contienen un gran volumen de verdad en muy pocas palabras – y Sus parábolas, ricas en imágenes, no son fácilmente olvidadas. Así que, entonces, una parábola es una bendición para aquellos con oídos dispuestos para oír. Pero para aquellos que tienen el corazón y los oídos embotados, que son lentos para oír, una parábola es también una declaración de juicio.

jueves, 26 de abril de 2012

"¿Cómo puedo perdonar a aquellos que me han ofendido?"



 
Pregunta: 

"¿Cómo puedo perdonar a aquellos que me han ofendido?"

Respuesta:


Todos nos hemos hecho algo indebido, ofendido y pecado contra alguien en algún punto de nuestra vida. ¿Cómo debemos responder cuando ocurren tales ofensas? De acuerdo con la Biblia, debemos perdonar. Efesios 4:32 dice; “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Igualmente Colosenses 3:13 declara, “…soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” La clave en ambos pasajes de la Escritura es que debemos perdonar a otros, como Dios nos perdonó a nosotros. ¿Por qué perdonamos? ¡Porque nosotros hemos sido perdonados!

El perdón sería sencillo si sólo tuviéramos que concederlo a aquellos que lo piden con pena y arrepentimiento. La Biblia nos dice que debemos perdonar a aquellos que pecan contra nosotros, sin condiciones. El negar el sincero perdón a una persona, demuestra resentimiento, amargura y enojo – ninguna de los cuales deben ser las características de un cristiano. En el Padre Nuestro, le pedimos a Dios que “perdone nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” (Mateo 6:12). Jesús dijo en Mateo 6:14-15, “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” A la luz de otras Escrituras que hablan del perdón de Dios, Mateo 6:14-15 es la que mejor explica que la gente que se niega a perdonar a otros, realmente no han experimentado el perdón de Dios en ellos mismos.

Siempre que fallamos, al desobedecer uno de los mandamientos de Dios, pecamos contra Él. Siempre que hacemos daño a otra persona, no sólo pecamos contra ella, sino también contra Dios. Cuando vemos la enorme misericordia de Dios al perdonarnos TODAS nuestras transgresiones, nos damos cuenta de que no tenemos derecho a retener esta gracia para con otros. Hemos pecado infinitamente más contra Dios que lo que cualquier persona pueda pecar contra nosotros. Si Dios nos perdona tanto, ¿cómo podemos rehusar perdonar a otros tan poco? La parábola de Jesús en Mateo 18:23-35 es una poderosa ilustración de esta verdad. Dios promete que cuando venimos a Él, pidiéndole perdón, Él nos lo concede gratuitamente (1 Juan 1:9). El perdón que otorguemos no debe tener límites, de la misma manera que el perdón de Dios es ilimitado (Lucas 17:3-4).